El Universal
Puede ser que algunos venezolanos tengan un vago recuerdo de María Elena Useche (Maracay, 1965) y es lógico, porque hace 13 años agarró sus maletas y se fue a Miami a probar suerte después de haber hecho carrera como comunicadora social en Globovisión y RCTV, entre otros canales. Pero la exmiss ha trabajado como una hormiguita en Estados Unidos, donde no solamente se ha desempeñado frente a las cámaras sino detrás de ellas. El pasado 19 de junio estrenó en Telemundo Internacional su nuevo programa El lado humano de la fama.
-¿Cuál es el concepto del espacio?
-Es de investigación, un programa inspiracional, de entrevistas. Conversé con 21 celebridades hispanas que me contaron quiénes son, las situaciones difíciles que han pasado y cómo salieron de ellas y, si bien es cierto, tiene un contenido hermoso, conmovedor, muchas historias, al final, dejan esa sensación de que todo se puede lograr, de que se puede volver a empezar y ésa era la idea. En el ciclo de shows hay dos entrevistas por shows, tres especiales, en el cual, básicamente yo era una receptora, pero las historias son lo importante, son las que tienen el protagonismo. Yo no tenía intención de regresar a la televisión cuando empezó el show, era, más que todo, una narrativa en tercera persona, pero en la medida en la que fuimos viendo las grabaciones nos dimos cuenta de que necesitábamos un interlocutor que escuchara la historia y que mostrara que esa persona no estaba hablando sola. Ellos realmente abrieron su corazón.
-¿A quiénes entrevistó en la primera temporada del programa?
-A Laura Zapata, la hermana de Thalía; A.B. Quintanilla, hermano de Selena, Laura Flores, Fernando Arau… Ahorita viene Sebastián Ligarde y el cuarto programa es un especial que recomiendo muchísimo, muy importante, todos fueron importantes, pero este lo dejé en especial porque era una historia muy larga: la de Mitzy, el diseñador de las estrellas mexicanas, que fue el que le hizo el vestido de novia a Thalía, ha vestido a primeras damas, a Verónica Castro, Rocío Dúrcal. Tiene una historia bellísima pero muy conmovedora, muy dura, una de las historias más fuertes que he tenido que escuchar.
-¿Conversó con algún venezolano?
-Sí, tuve a Alicia Machado y a Gaby Spanic y, aunque no es venezolana, conversé con Lorena Rojas, fue la última entrevista que le hice antes de que muriera; tuvimos al Padre Alberto, Héctor Suárez, Felipe Gil, un transgénero que no se ha operado que ahora se llama Felicia Daza, un menudo, Ray Reyes y a José José. A muchísimas personas.
-Varias celebridades le revelaron historias muy fuertes, ¿alguna le impactó en particular?
-De todas aprendí muchísimo, cada quien tiene una forma de ver la vida. Todas las historias me impactaron. No te puedo decir que una me impactó más que otra. Durante un año estudié en Washington y me hice coach de vida y eso me ayudó a entender al ser humano.
-¿Qué recuerdos le quedan de su participación en el Miss Venezuela?
-Todos los recuerdos del mundo. ¿Tú sabes los privilegios de ser miss? Antes no lo veía así porque cuando era muchacha y empezaba en el periodismo no quería que me asociaran con el concurso, pero hoy en día no me interesa. Estoy orgullosísima de haber sido miss. Yo nací en Maracay, pero fui criada en San Tomé, estado Anzoátegui, y me tocó representarlo en el certamen. El Miss Venezuela para mí siempre será uno de mis recuerdos más adorados. Antes de participar en el concurso era descuidada, ya había vivido en Estados Unidos y no le hacía mucho caso al arreglo, andaba en blue jeans, zapatos de goma. Al Miss Venezuela le reconozco esa pulitura y esa escuela.